Si anhelamos crear un mundo sin violencia,

donde el respeto y la ternura logren reemplazar el miedo y el odio,

debemos comenzar con el trato que damos al comienzo de la vida.

Pues es ahí donde se cimientan nuestros patrones más profundos.

A través de estas raíces crece el temor y la enajenación,

o el amor y la confianza.

 

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