Tengo dos hijos y ellos me han regalado el ser madre y el descubrir en mi misma una gran fuerza y energía, que a mi forma de ver tenia dormida hasta ese momento.
El trabajo de parto de mi primera hija empezó 4 días antes de su nacimiento. Empezó con contracciones suaves a intervalos constantes y poco a poco iban incrementando la intensidad. Estuve los primeros 3 días yendo a visitar a mi comadrona Rosa y volvía a casa, a andar, duchas, a la piscina, ejercicios con la pelota, masajes en el lumbar, … intentando descansar cuando podía. Estuve dos veces en el hospital y justo llegar se me paraban las contracciones y volvía a casa, y cuando llegaba a casa volvían de nuevo. Ya la tercera noche las contracciones se fueron intensificando y volvimos al hospital.
Fue largo, nació en el baño con Rosa la comadrona, mi hermana y Max y yo. Fue un momento muy especial en el que nos enamoramos de nuestra hija al instante. La tuve en brazos sin ropa los tres días que estuvimos en el hospital y cuando iba al baño Max se quedaba con ella en la cama sin camiseta. Clàudia se cogió al pecho muy fácilmente y la subida de la leche fue muy rápida en menos de 24 h cosa que causó que los primeros días de Claudia fuesen fáciles y muy intensos.
Aunque el nacimiento de Claudia fue muy especial y respetuoso cuando nos planteamos tener otro hijo decidimos desde el primer momento que queríamos recibirlo en casa. Cuando llegó el momento de recibir a Biel, yo contaba con toda mi confianza en mis amigas comadronas Rosa y Montse y con la confianza en mi misma de saber que podía hacerlo y sin ningún miedo que nublara ese momento.
Las contracciones empezaron a las 17 h de la tarde de un sábado, empezaron contracciones muy suaves y estuve aun un rato tumbada en la cama haciendo la siesta junto a Clàudia. Sobre las 19 h llamamos a mis amigas comadronas Rosa y Montse para avisarlas que parecía que había llegado el dia. Max y Clàudia prepararon la casa bajando las persianas, poniendo luces suaves ,evitando ruidos fuertes y mi hermana también preparó un gran peluche envuelto de sabanas para hacer de puf.
Estuve la tarde encima la pelota, andando por el pasillo y pasando las contracciones una a una junto al atento cuidado de mi hija y marido. Cuando me imaginaba el nacimiento de Biel, me imaginaba junto a Clàudia i Max pero cuando llegó el momento me apetecía desconectar de todo, así que cuando sobre las 22:30 Clàudia se quería ir a dormir fue un alivio. La acompañé a la cama y le di el pecho. Fue entonces cuando con los 5 minutos que Clàudia tomo pecho se intensificó todo y justo me levante las contracciones ya eran mucho mas fuertes. Me puse en la bañera y las contracciones iban aumentando de intensidad y periodicidad. Entonces llamamos a Rosa y Montse para que viniesen.
Yo seguí andando y con ejercicios sobre la pelota y sobre las 23:30 llego Rosa, aunque he de decir que casi no me di cuenta ya que estaba todo a oscuras. Al poco rato llegó Montse. Ellas se movían por casa con unas pequeñas linternas y muy silenciosamente, y de vez en cuando iban escuchando el latido del corazón de Biel que se oía muy bien.
Las contracciones iban siendo mas intensas y me puse de rodillas en el suelo, apoyada en el sofá, e iba descansando encima del puf que me habían preparado. Entonces empezaron las ganas de empujar y entre empujón y empujón sentí el aro de fuego que nos habían comentado en alguna de las clases de preparación que indicaba que ya estaba cerca nuestro hijo. Después de unos empujones intensos mas sentí como se rompía la bolsa i al instante salía Biel (1:35h). Lo agarre por debajo mis piernas y nos quedamos abrazados junto a Max en el suelo. Fue un momento muy bonito e íntimo.
Cuando ya tenímos a Biel entre nuestros brazos y aun con el cordón latiendo avisamos a mis padres, hermana y cuñado (que viven al lado) y estuvimos un momento todos juntos disfrutando de nuestro hijo y dándole la bienvenida mientras tomaba pecho ( ya con leche que su hermana le había estado guardando estos años).
Sobre las 4 después de comer una galletas con nuestras comadronas y tomar unos zumos nos fuimos a dormir y justo llegar a la cama Claudia se despertó y se encontró a su hermano, los ojos le brillaban de emoción y para mi fue muy especial ya que aunque no estuvo justo en el nacimiento no nos separamos de ella ni un momento y vivió el nacimiento de su hermano como una fiesta, al igual que todos nosotros.
A diferencia del nacimiento de Clàudia donde tuvimos miedos, dudas,… con el nacimiento de Biel estábamos tan tranquilos y con confianza en mi misma y en nuestras comadronas, que todo fluyo con mucha tranquilidad y naturalidad. Para nosotros parir en casa ha sido un regalo para todos. Gracias a Rosa y Montse por su increíble dedicación y apoyo.