Esta semana es la Semana Mundial de la Lactancia Materna 2012.
La lactancia empieza antes del nacimiento porque el parto es el episodio anterior a la lactancia. Suelo decir que el embarazo, el parto y la lactancia son los episodios de una misma novela: cuanto mejor va un episodio, más probabilidad de éxito tendrá el siguiente… cuanto mejor va un parto, más probabilidades de éxito tendrá la lactancia.
Y para esto es imprescindible el respeto a la evolución hormonal espontánea, sin aceleraciones, del proceso del nacimiento. Siempre que se pueda, que es en la mayoría de los partos, es importante no medicalizar un proceso hormonal natural que cuenta con su balance propio y muy equilibrado de hormonas, que actúan en la mujer de parto, en el bebé recién nacido y en la lactancia posterior,de una forma intrínsecamente relacionada.
El sustrato fisiológico es el siguiente:
Desde el inicio del trabajo de parto se va liberando de forma natural y creciente una gran cantidad de oxitocina, la llamada hormona del amor, que provoca las contracciones del útero de forma espontánea, gradual y creciente en la mamá. Esta misma hormona nos induce después a comportamientos maternales y de bienestar amoroso hacia nuestro bebé durante la crianza.
Junto con la oxitocina se liberan a partir de un determinado momento de la dilatación, una gran cantidad de endorfinas, las llamadas sustancias del placer, producidas por el cerebro, similares a la morfina, pero cientos de veces más potentes como opiáceos. Las endorfinas nos ayudan a resistir el dolor del parto, ya que el cuerpo las fabrica sabiamente con ese objetivo.
Además el bebé durante el parto se impregnará de la oxitocina de la mamá y de altas dosis de endorfinas que le facilitan la vivencia del trabajo de parto. Y continuando con esta cascada hormonal, las endorfinas provocan la liberación de prolactina para la lactancia.
Se han observado niveles similares de oxitocina en tres episodios importantes: el orgasmo, el parto y la lactancia.
Pero el mayor pico de oxitocina secretado en el ser humano, se produce en la mujer inmediatamente después del nacimiento de su bebé, con el primer encuentro, el primer abrazo y con la primera mirada.
Si durante la primera hora después del nacimiento, el bebé mama en contacto piel a piel con su mamá, a los pocos segundos de empezar a mamar, gran cantidad de oxitocina y endorfinas también pasarán al bebé a través de la leche materna. Estas endorfinas provocan un «cuelgue» de placer entre la madre y el bebé, que es el sustrato fisiológico del VINCULO MATERNOINFANTIL.
Numeroso estudios aseguran que el éxito en la lactancia materna está relacionado con este momento, en un parto no medicalizado, por el efecto a corto y largo plazo, de estas hormonas propias de la madre y el bebé, que fácilmente se liberan durante el primer contacto en un parto natural. La secreción espontánea y no farmacológica de estas hormonas durante la primera interacción entre ambos, afectará positivamente en la evolución exitosa del proceso de amamantamiento, el apego y la crianza.
Así que es importante respetar la fisiología del parto, por el bien de la lactancia. Siempre hay que ir más allá en el porqué de las actuaciones, porque interferir en un episodio también afecta al siguiente.Y sería una pena, porque los bebés no se lo merecen.
Os invito a ver en la sección videos del blog, como los bebés reptan hasta el pecho materno después de nacer, saben perfectamente lo que buscan y saben cogerse solitos si se les deja.
Igual que sabemos mamar, también sabemos nacer y parir.
P.D: Hoy en la sección Historias de parto del blog, «Nacimiento de Helena».