Soy Mª José, tengo un niño que se llama Joel de tres años y nació en Migjorn y una niña que se llama Daia de ocho meses que nació en casa.
Daia llegó de buena mañana, justo a tiempo para poder felicitar a su hermanito el día de su cumple.
En casa estábamos todos esperándola. Allá las cuatro de la madrugada empecé a notar algunas contracciones muy suaves, esperé durante una hora para ver si iban a más. Desperté a Juan mi marido para empezar a preparar las cosas ( bañera, pelota, cojines, toallas…) todo lo previsto para el día.
Mientras, yo me senté en una tumbona y con música de fondo iba respirando intentando pasar las contracciones de manera tranquila y sonriente pensando que en poco tiempo iba a sentir el calor de mi niña en mis brazos.
Cuando ya eran casi las seis llamé a las amigas y comadronas Montse y Rosa y la doula Mª Àngels que también nos iba acompañar. Me puse en la bañera llena de agua caliente (que aún tengo el recuerdo placer que me dió) y con los ojos cerrados iba hablándole y centrándome en cada contracción.
Al rato le pedí a Juan que se pusiera conmigo dentro de la bañera para darme masajes, me aliviaba mucho.
A las 7 llegó Montse, cuando la vi recuerdo que hablé con ella. Le pedí que me hiciera un tacto porque yo ya sentía ganas de empujar, aún recuerdo sus palabras, me dijo que quedaba muy poquito.
Poco después ya me entraron ganas de salir, buscar una postura cómoda y empezar a empujar. Las piernas me temblaban, las tenía dormidas, entre mi marido y Mª Àngels me ayudaron. Primero probé de pie apoyada a la pared de mientras me daban masajes, pero no estaba cómoda. Montse apareció con la silla de parto y cuando la vi lo tuve clarísimo, quería sentarme allí y que alguien me cogiera por la espalda. Mª Àngels me cogía por la espalda y yo podía apoyarme, recuerdo estar tan a gusto… que la sensación era , que las contracciones eran más suaves!
En ese momento Joel se despertó, mi marido fue a buscarlo y le explicó lo que estaba pasando, él decidió que quería estar delante.
Recuerdo su cara de sorpresa mirándome y observando todo lo que había en su habitación. Al rato quiso irse, Mª Àngels estuvo con él jugando. Me ofrecieron un espejo para poder verla, me animó muchísimo poder ver como le asomaba la cabecita y poder tocarla. Ellas me animaban diciéndome que ya estaba aquí y que en dos pujos salía! Yo les decía «¿seguro???» Me parecía que había pasado tan rápido!!! «en la próxima contracción está fuera y la coges tú!!» Y así fue, por fin ya la tenía en mis brazos, sintiendo su calor, oyendo su llanto y viendo como sus ojitos no paraban de mirarme, para mí era como que me estaba diciendo «¿eres tú mi mamá??» No se cuantas horas estuve con ella en brazos mirándola emocionada, hablándole… mientras ella se cogía al pecho! Durante el expulsivo Joel estuvo junto a su papá mirando como nacía su hermanita. Durante el embarazo nunca imaginé que ver a mí hijo en brazos de su papá mientras nacía su hermanita me diera tanta fuerza , tanta ilusión , tanta emoción … me di cuenta que había sido tan importante poder tener a mi hijo y a mi marido al lado mientras nacía Daia!!!!! No hay precio ni palabras para poder escribir el sentimiento que tuve cuando tenía a mi bebé en brazos, mi marido al lado y Joel dándole besos y mirándola!!!
Daia estuvo durmiendo durante dos horas mientras yo la tenía a mi ladito mirándola en nuestra cama, en nuestra casa, tranquilas sin tener que aguantar visitas, entradas y salidas de enfermeras. Pero sobretodo fue durante el parto , estar con la seguridad de que todo iba bien ya que había dos profesionales controlando que todo fuera bien. Con la emoción de volver a recordar el momento os doy mil gracias a ti Montse, Rosa y Mª Àngels por saber acompañarme con tanto cariño y saber estar en cada momento!!!!