Se habla mucho del vínculo que se establece entre madre y bebé al nacer…  ¿y qué sucede con el vínculo entre bebé y papá?

Esta imagen me encanta porque cuando acompaño nacimientos me gusta que las manos de la madre y las del padre se unan para coger a su bebé.
Se activan antiguas improntas primarias inconscientes en los padres y se activan primeras improntas que formarán parte del baúl primario del bebé.

Si en la mujer conectada con su proceso de parto, la experiencia de la primera acogida del bebé entre tus manos es muy emocionante, en el hombre lo es de una forma muy marcada.

La mujer transita hacia el abrazo con su bebé después de la travesía hormonal del trabajo de parto y sus fases, con el neocórtex desactivado dejando fluir sus emociones en profunda conexión con su instinto y recibe al bebé sumergida en un mar de emociones primitivas.

En el hombre sucede que en su acompañamiento durante el trabajo de parto, el neocórtex racional se mantiene activado y en el momento en que siente a su bebé entre sus manos, la impromta emocional que recibe es desbordantemente intensa. En un parto respetado el hombre experimenta una explosión emocional intensa tras el nacimiento que derivará en un recuerdo que será imborrable con el tiempo, altamente vinculante en la relación con su bebé y que sin duda influirá positivamente en la mirada generacional de los procesos del parto y del nacimiento, así como en el equilibrio enérgetico de la nueva familia.

Con este pensamiento también expreso mi intención de trabajar para que en las cesarias necesarias, esta vivencia para la madre, el padre y bebé, también sea una realidad y vivan juntos la experiencia del nacimiento.

Hoy dedico estas palabras a la familia de Eric, un precioso bebé que nació dentro de su saco amniótico, que rompió solito al estirar un brazo antes de ser cogido por sus padres, a los que fue un placer acompañar por su gran trabajo personal de toma de consciencia y conexión con su bebé desde la vida intrauterina.
Y también a Daria que hace 5 años nació en casa y me mostró un camino de luz.

Esta primavera he iniciado mi formación de cuatro años en terapia perinatal donde estudiamos los efectos en la personalidad de la vida intrauterina, de las diferentes formas de nacimiento y del periodo extrauterino temprano. Se pueden reconocen las improntas prenatales y natales en el lenguaje corporal, en la estructura corporal, en el movimiento, en la personalidad y en la estructura del carácter de bebés, niños y adultos así como su efecto en las dinámicas personales, familiares y sociales.

Con la terapia perinatal  analizamos los recursos internos para explorar y resolver las improntas traumáticas prenatales y natales que afectan a la conducta y traducir con límites terapéuticos claros y eficaces, las activaciones de estas improntas en nuestro día a día para resolver el patrón prenatal y natal que se repite desde la infancia hasta la vida adulta. Se puede desarrollar con bebés, niños y adultos.

Como dice Michel Odent, para cambiar el mundo hay que cambiar la forma de nacer.