Hacía tiempo que pensaba en ofrecer un ejemplo de mi forma de acompañar el parto y el nacimiento hoy en día, a través de lo que me han enseñado todas y cada una de las mujeres desde siempre.

Es un nacimiento en hospital con postura libre de la madre, de pie.

Empieza el dolor fuerte…

ya no hay ganas de hablar.

El agua te sumerge en un ambiente relajado, intrauterino.

Se notan las contracciones pero son mucho más suaves, llevaderas.

Con poca luz, sólo con velas, mientras el cuerpo avanza y la mente se desconecta, te adentras hacia un estado diferente de conciencia. Facilitar la capacidad para llegar a la desconexión mental para poder sobrellevar el parto es simple: agua, oscuridad, silencio, intimidad y sobretodo 100% de confianza y 0% de adrenalina en todos los presentes, porque el miedo se contagia.

Cuando notas nuevas sensaciones apetece muchas veces salir y adoptar posturas libres, a 4 patas, de pie. Lo que tu cuerpo te pida, será lo mejor para tu propio proceso de parto.

Cuando estás en dilatación completa o casi, antes de sentir ganas de pujar, existe la fase de transición donde piensas que no podrás hacerlo. Es un momento emocionalmente intenso, a veces pasa suave y otras hay que ayudar a atravesarlo para coger de nuevo energía.

Y llegan solas las ganas de pujar, no hay que forzar nada.

Te lo pide el cuerpo y no puedes evitarlo.

Sientes miedo, pero hay que saltar al vacío.

Y con ellas sacas tu voz fuerte, que sale de las entrañas, a veces es un ruido, a veces es un grito que necesita salir de muy adentro.

Asoma la cabecita, preciosa, brillante, ya no hay marcha atrás.

Notas que quema, como un aro de fuego.

Pasará la siguiente contracción, cuando ya va saliendo la cabecita del bebé.

De pie es la postura más fisiológica y fácil para parir y nacer un bebé.

Después de nacer la cabecita, comprobamos latido, todo bien. Esperamos a la siguiente contracción.

El bebé se desliza fácilmente con el pujo fuerte de la madre.

Desde el origen de la especie, en todas las culturas, ésta ha sido la posición para dar a luz. En la entrada que redacté con el título PARIR CON LOS PIES EN LA TIERRA se explican todos sus beneficios.

Sostenemos al bebé, observamos su buen estado, su firme latido de cordón y después lo llevamos suavemente hacia delante pasándolo entre las piernas de la madre, para ser acogido por primera vez entre las manos amorosas de sus padres.

Y aquí otra vez silencio y poca luz. Es un momento irrepetible, el primer encuentro, la primera mirada. Late el cordón hasta el final, sin cortarlo y el bebé transita sin estrés en su adaptación respiratoria.

En contacto piel a piel entre ambos y nada más. Ninguna mujer puede olvidar la sensación que se tiene al coger a su bebé con las manos inmediatamente cuando nace.Tocas la vida pura entre tus manos, su piel suave y caliente, su cuerpecito pegado al tuyo. Se espera la placenta sentada en la silla de partos. Después 3 puntos para una pequeña laceración perineal.

Deseo que todos aprendamos de las mujeres, de nuestros cuerpos sabios y ancestrales.

Esta madre me dijo que se había preparado con información de este blog y además con una excelente preparación al parto y que por ello, aportaba gustosamente estas fotos para que su  experiencia fuera vista por otras mujeres y se conozca que el parto hospitalario respetado, siguiendo la  Estrategia de Atención al parto normal del Ministerio de Sanidad, que se está incorporando en algunos  hospitales. Además es vital que las matronas informen sobre este documento y los derechos de las  mujeres y bebés en el trabajo de parto, durante las consultas del embarazo y en los grupos de  preparación al parto.

 

P.D: Aprovecho para invitaros a leer el último documento del ministerio en la sección INFÓRMATE:  «MATERNIDAD Y SALUD. Ciencia, conciencia y experiencia»